El juego es una de las principales herramientas mediante las que se estimula el desarrollo motor de tu bebé, por eso es tan importante elegir bien los juegos y juguetes que le ofreces.
Establecer un estilo de vida equilibrado desde la infancia es fundamental para garantizar el desarrollo motor y la salud futura de tu pequeño, aún cuando muchas veces pensamos que los hábitos vienen a una edad más avanzada.
Si bien muchas veces solemos poner mucha atención en la importancia de una adecuada educación nutricional en etapas tempranas, olvidamos que hay otros aspectos igualmente vitales, como lo son: el hábito de la actividad física. Educar a los niños para que se muevan más tiene un impacto positivo en el desarrollo y crecimiento general. De hecho, hoy en día, es cada vez más frecuente que los niños lleven una vida sedentaria, sin oportunidad de jugar libremente, de moverse, de correr. Este estilo de vida llega a tal punto que el desarrollo adecuado de sus habilidades motoras puede verse obstaculizado.
El juego y el desarrollo motor del niño
Al nacer, tu bebé es un individuo con habilidades potenciales que le permiten entrar en contacto con el medio ambiente. Puede percibir diversos estímulos a través de los sentidos (sonidos, luces, colores, rostros humanos) y expresar malestar o satisfacción a través del llanto y a través de la motricidad simple.
Por otro lado, entre los 0 y los 3 años, los niños experimentan y exploran el entorno utilizando su cuerpo, aprendiendo, probando y equivocándose, aunque en esta etapa aún no se ha desarrollado una percepción consciente del cuerpo en el espacio. Por esta razón, se ha comprobado que el proceso de desarrollo que se da a la maduración de las funciones fisiológicas está fuertemente influenciado y estimulado por la interacción entre el niño y el entorno.
Entre los 0 y los 12 años, los niños desarrollan la conciencia de su cuerpo, y evoluciona la conciencia del cuerpo en estados estáticos o dinámicos, especialmente en relación con el espacio y los objetos que lo rodean.
Como hemos visto, intentar, caer, levantarse y volver a intentarlo son actividades sumamente valiosas que favorecen el desarrollo de la motricidad de los pequeños. Cada movimiento les ayuda a ir mejorando el equilibrio y la coordinación, además de contribuir con la seguridad y el autoestima.
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Por ello, es necesario fomentar los juegos de movimiento, dotar a los niños de juguetes que les animen a poner a prueba su motricidad y les estimulen a probar nuevos movimientos y perfeccionar nuevas habilidades. El proceso de desarrollo, y en particular el de la motricidad, está fuertemente influido por los estímulos y tensiones que recibe del entorno. Los juegos, divertidos por naturaleza, son el mejor estímulo para los niños, sobre todo en lo que se refiere al desarrollo de la motricidad.
Enseñanza del movimiento
Las etapas más notables del desarrollo psicomotor de tu pequeño comienzan con el gateo alrededor de los 9 meses, y continúan con la adquisición de la posición erguida y los primeros pasos alrededor de los 12 meses. En general, a los 18 meses, la mayoría de los bebés han aprendido a caminar correctamente y pueden subir escaleras con ayuda y bajarlas sin ella, además de poder apilar y construir juguetes. A los 24 meses, los niños pequeños pueden correr y experimentar saltando por primera vez. La capacidad de mantener el equilibrio sobre una sola extremidad también comienza a desarrollarse a esta edad.
Pasados los primeros meses, tu pequeño comienza a desarrollar otro tipo de habilidades. Entre los 2 y 3 años, el aprendizaje motor está más establecido: los niños de esta edad pueden correr, saltar y patear una pelota con destreza. Esta mayor libertad de movimiento mejora la seguridad cuando el niño está explorando.
Es importante recordar que las etapas de desarrollo son subjetivas y varían de un niño a otro; el aprendizaje motor no escapa a esto, y los tiempos y formas en que los niños adquieren habilidades pueden variar.
El aprendizaje del niño se desarrolla gracias a tres factores fundamentales:
El sistema nervioso, que ayuda a planificar los movimientos.
Los huesos, los músculos y las articulaciones, que permiten ejecutar los movimientos
Las condiciones ambientales, que proporcionan la motivación o estímulo para moverse.
El progreso individual de cada niño está influenciado por el desarrollo de cada uno de estos factores y las formas en que se entrelazan. Por lo tanto, proporcionar a los niños estímulos y motivación para poner a prueba sus habilidades motoras a través del juego es crucial para promover el progreso.
Juegos de movimiento, su mejor aliado
Los juegos de movimiento estimulan la gama de habilidades del niño, en particular:
Motricidad o la capacidad de aprender habilidades motoras, lo que permite ejecutar patrones motores básicos o gestos en reacción a estímulos externos . También le permite correr, golpear, patear o lanzar una pelota.
Coordinación motora general es la capacidad de realizar un movimiento de la manera más eficaz; la capacidad de aprender, controlar y ajustar movimientos, adecuandolos a diferentes necesidades, como intentar golpear con una bola los bolos. Estas actividades son aquellas que estimulan la coordinación ojo-mano y afinan la precisión de determinados movimientos.
Precisión, que se desarrolla en consonancia con la coordinación mano-ojo, mejorando gradualmente el control de los movimientos y potenciando progresivamente el equilibrio. Estas habilidades permiten al niño realizar movimientos cada vez más precisos.
Equilibrio, una habilidad especial de coordinación que permite ejecutar actividades motrices en espacios limitados o sobre superficies inestables. El equilibrio es clave en todos los deportes y los movimientos que hacemos en la vida diaria; es una habilidad que debe desarrollarse desde el nacimiento y estimularse continuamente. El equilibrio depende de las señales recibidas de los órganos auditivos y visuales, pero también a través de nuestro sentido de propiocepción o nuestra capacidad para recibir información de las terminaciones nerviosas presentes en nuestros músculos, tendones y articulaciones, por ejemplo en el tobillo y la rodilla.
Como puedes ver existen diversos juegos que involucran el desarrollo y la ejecución de algunas de las habilidades que hemos mencionado. Lanzar la pelota, armar una torre o retarlo a organizar algún juego de piezas, le ayuda en el proceso del desarrollo motriz.
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Jugar juntos dentro y fuera del hogar
Es importante recordar que los juegos de movimiento representan una excelente oportunidad para que te involucres con tu pequeño en momentos de recreación, fortaleciendo el vínculo parental e inculcando un hábito que no solo ayuda en el presente, sino que agradecerá en el futuro.
Para los niños, jugar con papá y mamá es una poderosa fuente de motivación, ya que aprenden imitando a sus padres en acciones que son clave para el desarrollo motor. El juego no solo ayuda a las cuestiones físicas, también fomenta una mayor nivel de autoconciencia y fortalece la autoestima, especialmente cuando elogias los logros de tu pequeño.
Los juegos de movimiento pueden ser jugados en casa, pero también son ideales para actividades al aire libre: sabemos que el aire, la luz y el movimiento son buenos para los niños, tanto cuando hace sol como cuando el tiempo no es tan agradable.
Los hábitos de tu pequeño son desarrollados mucho antes de lo que piensas y, qué mejor forma de inculcar una vida activa y fomentar el correcto desarrollo motor, que a través del juego.