A veces, es necesario poner límites sanos que protejan a tu bebé de situaciones peligrosas.
¿Puedes educar a tu bebé? Docenas de padres en el mundo se preguntan esto frecuentemente cuando ven que su bebé comete ciertas diabluras, especialmente durante su primer año. Quizás tu pequeño no conozca el significado de la palabra “no”, pero eso no quiere decir que no puedas colocar ciertos límites sanos para reducir el peligro y los efectos de sus travesuras. Usa los siguientes 5 consejos para armar estrategias sanas que te permitan poner un alto “suave” a tu pequeño Indiana Jones, y así reducir el caos en casa.
Según el Dr. Robin Goldstein, especialista en psicología infantil y juvenil, y autor del libro El Nuevo Libro de Respuestas Sobre tu Bebé, es importante que tengas en mente que tu bebé está haciendo lo necesario para conocer su mundo. Aún cuando esto signifique probar tu paciencia o la de tu pareja.
Evita a toda costa gritarle a tu pequeño para que deje de hacer una diablura. Según el Dr. Goldstein, esto solo lo confundirá y espantará, En su lugar, busca, calmadamente, atraer su atención con su juguete favorito, retirando el objeto que pueda dañar o, incluso, tomándolo en tus brazos para mecerlo con su canción favorita. Esto enfocará su atención en algo positivo y te ayudará a fortalecer tu conexión con él.
La capacidad de concentrarnos como humanos es algo que solo desarrollamos con el tiempo y la práctica. ¿Adivina quién no tiene ninguna de estas dos cosas? Si notas que tu bebé tiene en la mira algún objeto delicado, como tu smartphone, lo ideal es que “redirecciones” su atención a algo igual de llamativo e interesante (pero menos frágil) como su peluche favorito, un juguete interactivo, e incluso una bolsa de papel crujiente. Según el Dr. Goldstein, al hacer este “intercambio” lo ideal es que abraces a tu bebé y con un tono animado o divertido llames su atención hacia el nuevo objeto de deseo. Algo como: “¡Vamos a ver qué cosas divertidas encontramos en tu cajita de juguetes!”
Para entender a tu bebé solo necesitas observar con atención. Por ejemplo, cuando tu bebé tira su comida al suelo no necesariamente quiere decir que no le gusta el sabor o que ya no tiene hambre, también puede ser signo de que está investigando “¿qué ocurre cuando esto sale volando?”. Todo depende de sus expresiones corporales. ¿Está adormilado? ¿Está contento y sonriente? ¿Puso cara de puchero? Identificar estas pistas e interpretarlas correctamente puede ser la gran diferencia entre “a mi bebé no le gusta el chocolate” o “a mi bebé le gusta jugar con la comida”.
Tu bebé no entiende la palabra “no”, pero definitivamente entiende cuestiones como el tono de tu voz. Decirle “no” a tu bebé un tono cortante, firme y serio puede ser una poderosa herramienta, según la Dra. Barbara Polland, psicóloga infantil, autora del libro Podemos Resolverlo: Resolución de Conflictos con Niños. No obstante, puede perder su eficacia si lo repites constantemente.
Aprender a usar “no” sabiamente con tu bebé no es complicado. Te recomendamos usarlo para evitar que realice actividades peligrosas como acercarse a una estufa o un apagador, o cuando intenta subir a un mueble. Siempre que tú, o tu pareja, ocupen la palabra “no” con su bebé, procuren tomarlo en brazos y aléjenlo de la situación con una expresión seria en sus rostros (aunque no estén enojados realmente).
Según la Dra. Polland, los bebés enfocan su atención en las expresiones faciales para comprender su mundo, así que un ceño fruncido puede funcionar de maravilla como una advertencia a futuro para tu bebé. Solo ten en mente que esta situación puede repetirse, por lo que es importante que siempre cuides de tu bebé.
Si tu bebé comienza a azotar sus juguetes, en lugar de decirle “no hagas eso” una y otra vez, es mejor demostrarle a tu pequeño cómo “debería” comportarse. En este caso, es importante que tomes su juguete y juegues con él en la forma “adecuada”. Esto puede aplicarse con otros comportamientos donde tu bebé jala o manotea. En este caso puedes decir tomar la mano de tu bebé y hacer que lentamente acaricie tu mejilla (o la mejilla de tu pareja) y decir: “Mira, así puedes jugar bonito con papá/mamá”.
Es sumamente importante que aprendas a identificar cuando tu paciencia (o la de tu pareja) esté a punto de agotarse. Para ello puedes hacer un par de cosas:
Encuentra un lugar para sentarte, cierra los ojos y trata de respirar profundamente las veces que necesites. Una vez que te calmes, pide ayuda a tu pareja para que se haga cheque a tu bebé y sal unos minutos al patio a ventilarte.
Si notas que tu pareja está en una situación similar, toma las riendas de la situación pidiéndole que se tome 5 minutos de descanso, ya sea en otra habitación, saliendo a caminar al patio o a la calle.
Si ambos están muy alterados, dejen a su pequeño en su cuna, y pidan ayuda por teléfono a alguien de confianza (un amigo o un familiar) para que cuide a su pequeño durante una media hora. Una vez que llegue su “apoyo”, salgan a la calle a despejarse tranquilamente. Caminar ayuda mucho.
Si nadie está disponible en esos momentos, coloca a tu pequeño en su cuna con alguno de sus juguetes favoritos (aprovecha que puede distraerse fácilmente) para tomarte 10 minutos de respiro.
Si tu bebé tiene poco más de un año, lo ideal es que en plena situación lo tomes en tus brazos y lo más tranquilamente le digas “Ok, vamos a tomarnos un tiempo fuera. Te voy a cargar y vamos a respirar juntos y relajarnos hasta que nos sintamos mejor”. Esta técnica, según la Dr. Polland, es una forma productiva de relajarte con tu pequeñín, quien podrá darse cuenta, por tu ejemplo, que el “tiempo fuera” es una forma sana de lidiar con su frustración y estrés.