Cuidado y bienestar

¿Cómo ayudar a tus niños durante esta cuarentena?

Estar en aislamiento puede ser una experiencia dura, en especial para tus pequeños.

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En los últimos meses seguro te has enfrentado a infinidad de situaciones familiares causadas por el aislamiento. Y aunque hay desacuerdos, siempre el consenso por el bien de todos ha prevalecido con tu pareja, tu familia e incluso tus vecinos. Con todos excepto con el pequeño gran amor (o amores) de tu vida, que suele demostrar su inconformidad, enojo y frustración con la situación por medio de gritos y berrinches.

El aislamiento y el costo emocional en los niños

Los niños son seres en desarrollo, tanto física como emocionalmente. Mientras que el primer tipo de desarrollo se puede simplificar a mantener a tu pequeño activo, seguro y alimentado, muchos padres descubren que el verdadero reto es procurar un desarrollo emocional sano. Este desarrollo emocional viene de la mano con el juego, las amistades, las experiencias, los descubrimientos, el aprendizaje y muchos otros factores que en situaciones normales pueden ser proporcionados a los niños de una u otra forma. 

Sin embargo, el aislamiento generado por la cuarentena ha venido a limitar el desarrollo emocional de tu pequeño. Rabietas, regresiones, sollozos y exigencias son solo formas en las que tu pequeño expresa los sentimientos que tú, como adulto, también has experimentado en estos meses, pero que, a diferencia de tu pequeño, has aprendido a controlar toda tu vida. En pocas palabras, tu pequeña o pequeño no tienen las mismas capacidades emocionales que tú, y, dependiendo de su tipo de personalidad, es posible que los sentimientos como ira, dolor, frustración y miedo, generados por el aislamiento, estén llevándolo al límite.

A continuación, examinaremos los problemas emocionales más frecuentes que experimentan los pequeños durante el aislamiento y te daremos algunas recomendaciones para ayudarlos, sin importar lo extrema que sea su reacción.

Regresión del sueño

Durante un evento estresante, los niños pueden experimentar regresiones en su desarrollo. Esto quiere decir que un niño puede tener serios problemas para realizar algo que previamente ya había dominado. Se “regresan” a una etapa previa. Puede que tu niña o niño haya empezado a mojar la cama de nuevo o se empiece a despertar con pesadillas. Incluso puede que empiece a quedarse despierta aun cuando ya tenía un horario o simplemente tenga problemas para conciliar el sueño. En estos casos:

¿Qué puedes hacer?

Mantén la rutina que ya tenías con tu pequeño y trata de mantenerla lo más posible. Esto quiere decir: cenar a la misma hora, cambiarlos a sus pijamas a la misma hora, leerles o cantarles y, finalmente, acomodarlos en su cama a la misma hora. Esto puede ser difícil para algunos padres que igual han tenido desajustes en sus propios horarios, no obstante, lo mejor para tu pequeño es mantener una rutina sana incluso cuando sea muy tentador no seguirla.

Si tu hijo o hija moja la cama, procura no regañarlos ni, mucho menos, ridiculizarlos. Lo ideal es que los ayudes con su rutina. Puedes, por ejemplo, establecer una alarma nocturna para que vayan  al baño, o invitarlos a ir antes de dormir. Mantén una actitud positiva. Recompensa cuando pasen la noche sin problemas y no prestes mucha atención cuando haya algún accidente.

Si, por el otro lado, tu pequeño sufre de pesadillas, lo mejor que puedes hacer es empoderarlo. ¡Hazlos sentir un superhéroe o canta con ellos un encantamiento elimina-pesadillas! De esta manera se sentirán en mayor control y podrán eliminar los malos sueños. 

Berrinches

Bajo condiciones de estrés, como en este aislamiento, un detalle insignificante puede convertirse en todo un berrinche, si tu pequeño no sabe lidiar con su ansiedad. Verás, según algunos expertos, los cambios en las rutinas o la incertidumbre pueden eliminar cualquier capacidad de un niño de lidiar con su ansiedad acumulada. Generalmente tu pequeño podía liberarla sanamente jugando con sus amigos en el kínder o saliendo a pasear contigo, pero ya no más, generando este mal comportamiento que para nada es intencional. Todo lo contrario, es una forma en la que tu pequeño demuestra que está lidiando con su ansiedad.

¿Qué puedes hacer?

Dependiendo de las razones por las que tu pequeño haga su berrinche, deberá ser tu respuesta. Puede que necesiten que los reconfortes y abraces, si están tristes o preocupados, pero si no es así lo mejor es ignorar el berrinche, y reunir toda tu paciencia. La mayoría de los berrinches pueden deberse a que tu pequeño está probando tus límites. En este caso, lo mejor es dejar pasar el berrinche, permitas que tu pequeño vuelva a la tarea que desató el berrinche u olvida su cometido (generalmente obtener un capricho) y reforzar positivamente cualquier señal de que sigue tus indicaciones.

Llora constantemente (sin llegar al berrinche)

No tener la solidez emocional para lidiar con el estrés y la ansiedad es difícil cuando se es adulto y aún más cuando se es niño. No te extrañe descubrir que tu pequeño llora constantemente durante estos días, muchas veces sin causa aparente.

¿Qué puedes hacer?

Una forma muy saludable de ayudar a tu pequeño es hablar directamente con él o ella, con el fin de identificar qué está mal, ya que las lágrimas también pueden ser signo de enfermedades o heridas.

Algunos expertos recomiendan ayudar a tu niño a ponerle palabras a sus emociones para que expresen cómo se sienten. Puede ser tan sencillo como hacer que tu niño reconozca que se siente “triste” o “enojado” o “frustrado” y de ahí reconfortarlo validando que está bien sentirse de esta manera. Para ayudarlo de una forma más estructurada establece un “protocolo” para hacerlo sentir mejor como ir a caminar al patio o la casa, o dibujar con colores.

Evita a toda costa solucionar el problema que causa la molestia en tu pequeño, algo que solo refuerza el “si lloro mamá o papá harán X para que deje de parar”, lo cual puede desencadenar berrinches constantes. Si por alguna extraña razón tu pequeño tiene miedo de enfermarse de COVID-19 o alguna otra enfermedad, habla con ellos de manera sencilla de que tú y tu pareja estarán ahí para protegerlo, sin importar lo que pase.

Se retrae

Un síntoma grave de que tu pequeño puede estar sufriendo un desorden de ansiedad, debido al aislamiento, es que comience a cerrar contigo, evitando interactuar contigo o ignorando sus juguetes o ciertas actividades que antes le gustaban. En general, los desórdenes de ansiedad suelen ser cualquiera de las anteriores situaciones, pero por periodos extendidos de tiempo. 

¿Qué puedes hacer?

Para lidiar con el aislamiento de tu pequeño, lo mejor es charlar con ellos directamente sin dar indicaciones, juicios o soluciones. Expresa también tus sentimientos al respecto y pídeles que hagan lo mismo. Con un poco de suerte, tu pequeño se sentirá en confianza y también expresará sus sentimientos.

Si tu pequeño no cambia de parecer y continúa retraído por varios días, es muy recomendable que solicites hablar con un profesional al respecto. Incluso si no se trata de una reacción extrema al estrés o la ansiedad, un experto te podrá guiar de una forma más personalizada, brindándote a ti mejores opciones y técnicas para apoyar a tu pequeño.

Cuidando la salud emocional de tu retoño

No asumas que, por pasar largo rato con tu pequeño en casa lo sabes todo sobre sus sentimientos y preocupaciones. Trata de establecer, dentro de tu espacio de convivencia familiar, un momento para checar cómo se siente por dentro tu niña o niño. Comparte tus propias emociones en lugar de soluciones prácticas y verás que la calidad de su interacción mejorará poco a poco.

Si se llegan a quejar de que están tristes porque extrañan su escuela o sus amigos, lo ideal es explicar que tú también sientes lo mismo, pero antepones su seguridad y la de tu pareja. Recuérdale que esto no será para siempre y que con muchos cuidados podrán estar todos seguros y felices como una familia.

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